¿Qué es comer saludable? ¿Es comer solo verduras? ¿Es comer solo carnes? ¿Es comer muchos lácteos? ¿Es dejar los hidratos de carbono?

Pareciera que comer saludable es entonces una propuesta aburrida, cara, que requiere de mucho tiempo para llevarla a cabo. Entonces, mejor no preocuparse…

¡Pero no es así! ¿Y si le empezamos a dar prioridad a lo que incorporamos para la salud de nuestro organismo, para que desarrolle de manera óptima sus funciones vitales? ¿Y si empezamos a tomar conciencia que la salud no se negocia, y que alimentarse mal quizás es hipotecar nuestro futuro y el de nuestros hijos?

Entonces alimentarse saludablemente es importante. ¿O no?

Como Nutricionista, me encuentro con pacientes que traen el mito que llevar a cabo este tipo de alimentación es sólo pensar en hojas verdes. Empezamos a abordar la consulta, a encontrar alimentos naturales, de buenos precios, buscamos dietéticas que queden cerca de su casa o trabajo, opciones de preparaciones que sean muy fáciles y de minutos de resolución y logramos darnos cuenta que comer saludable es sólo cuestión de organización y anticipación.

Alimentarse bien es como un entrenamiento, que lleva tiempo, dedicación, constancia, pero que se va adquiriendo como hábito, naturalizando y que con el tiempo se va perfeccionando.

Una alimentación saludable mejora nuestro humor, los niveles de energía en el día, nuestra estética y nuestro rendimiento deportivo. También reduce la sensación de pesadez o cansancio después de comer, las ganas de algo dulce de postre y previene grandes ingestas de comida el fin de semana. Adicionalmente nos permite mejorar en muchas otras cuestiones que consideramos se deben a que estamos estresados o somos “simplemente tentados” y que son causa de una mala elección y distribución de alimentos en el día.

Una buena alimentación se basa en:

  • Incorporar alimentos fuente de energía (alimentos a base de hidratos de carbono) pero que éstos sean integrales tales como: arroz yamaní, fideos integrales, lentejas, porotos, garbanzos, quinoa, avena y pan 100 % integral. Esto no es lo mismo que alimentos que carecen del aporte de fibra, vitaminas y minerales.

    Este tipo de alimentos mejoran nuestra energía en el día, mejoran los niveles de azúcar en sangre y reducen las ganas por alimentos dulces . Ni hablar del rendimiento deportivo.

  • Incorporar verduras y frutas de todo tipo y color: aportan vitaminas, minerales, fibra y agua. Este tipo de alimentos también ayudan a nuestra hidratación.
  • Incorporar alimentos proteicos: no sólo de origen animal (carnes magras, huevos, leche, yogur quesos magros), también empezar a aumentar el consumo de legumbres (lentejas, porotos, garbanzos) y pseudocereales (quinoa, amaranto, mijo). Culturamente tenemos un consumo muy elevado de carne, la que viene acompañada de grasas saturadas, no saludables para nuestro corazón. Los alimentos de origen vegetal, aportan no sólo proteínas sino también un poco de energía y fibra, con un aporte de grasa casi nulo.
  • Aportar buenas grasas en la alimentación provenientes de: frutos secos, semillas, aceite de oliva o coco, pescados grasos (atún, sardina, caballa, salmón), palta y mantequilla de maní. Ayuda a mejorar nuestro sistema inmunitario, los procesos de inflamación y la salud de nuestro cerebro.
  • Distribuir de forma equilibrada las comidas principales en el día, evitando grandes ingestas de alimentos en una sola comida, para así liberar menos azúcar en sangre y secretar menos insulina en sangre (Hormona Anabólica que aumenta los depósitos de grasa).

Lideramos muchos espacios de nuestra vida diaria y nos cuesta liderar este. Te propongo que al menos empieces a pensar que comer saludable también es comer rico, también es hacerlo por gusto y no por obligación y sobre todo, es quererse a uno mismo.

¡Liderá tu alimentación!


María del Rosario Casal

Lic. En Nutrición UBA-M.N.8094

Directora de NDA Nutrición en Acción-@nutricionnda

Web: nda.com.ar

Contacto: info@nda.com.ar