Si existe una comunidad de personas a quienes les afecta y mucho la cuarentena obligatoria por el COVID – 19, es la gran comunidad de los runners. Acostumbrados a muchas horas por día en el aire libre, nos afecta a todos, pero especialmente a ellos, la ruptura en las rutinas habituales, es sin duda alguna, lo peor de esta época de encierro.

El encierro a causa de la pandemia por el coronavirus dispara estados de ansiedad a causa de la incertidumbre que provoca una situación nueva y hasta ahora desconocida. Sentimientos como el miedo, la frustración, el enojo, la ambivalencia, la desorganización, la tristeza y la soledad pueden aparecer.

Entonces, ¿cómo actuar frente a ello?

En un primer momento, es necesario hacer un esfuerzo por comprender esta nueva realidad, hay que asumir la situación actual y aceptar que nada podemos cambiar. Focalizar en el problema, no sirve de nada más que alimentar el estado de ansiedad. Es importante focalizar en una rutina nueva que nos permita adaptarnos a las circunstancias actuales. En este sentido, se vuele fundamental, una planificación del tiempo que nos organice el día desde la hora en que cada uno decida establecer para despertarse hasta la hora para ir a dormir. A veces ayuda que dicha planificación se escriba, a modo de planner semanal.

A continuación, evitar la sobreinformación es clave. Informarnos adecuadamente nos permite bajar los niveles de incertidumbre. La pregunta por el cuándo se volverá a competir, o cuándo se volverá a salir es lo principal a combatir en estos tiempos.

Se vuelve importante desocupar la mente y ocuparla con una actitud positiva. Un runner, un deportista, cualquier persona con la identidad que tenga asumida, tiene que saber que no deja de ser aquello que lo identifica, aunque se encuentre encerrado en su casa.

Este es un momento para ocuparse y mantenerse física y emocionalmente sabiendo que está haciendo lo correcto y está siendo responsable por un bien mayor y común a todos. Mantenerse en contacto con el círculo de amigos y familiares evitando conversaciones que alimenten, en lo posible, miedos e inquietudes. Todos ellos son grandes aliados para la contención emocional.

Éste también, es un buen momento para hacer aquellas actividades (que postergamos por falta de tiempo) que de otra manera no tendríamos tiempo de hacer. Cuidar nuestro estado de ánimo depende mucho de las cosas que pensamos, decimos y hacemos diariamente. Siendo conscientes de esto, podemos mantener en equilibrio nuestra mente y nuestras emociones.


Olga Lesyuk

Licenciada en Psicología – UBA

Atención clínica - M.N. 66493

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